La inteligencia social es la capacidad de comprender, interpretar y manejar adecuadamente las relaciones sociales. Va un paso más allá de la inteligencia emocional, ya que se centra específicamente en el contexto interpersonal: leer las dinámicas de grupo, entender las necesidades ajenas y adaptarse a distintas situaciones sociales.
En el entorno empresarial, un profesional con alta inteligencia social sabe cómo generar confianza, negociar con empatía, liderar con influencia y conectar con personas de distintos perfiles.