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Consejos para inversores de Warren Buffett

Warren Buffett (1930) es uno de los inversores más famosos del mundo que ocupa el ranking de los tres hombre más ricos del planeta acercándose su fortuna a la cifra de los 100.000 millones de dólares. Conocido como el “Oráculo de Omaha”. Este norteamericano además es empresario, mayor accionista y CEO de Berkshire Hathaway dueña de varios grupos empresariales en los sectores textil, joyería, seguros, construcción, etc,. Y de compañías tan conocidas como General Electric, Johnson & Johnson, Heinz (50%) , Kraft Foods (8%), American Express, o Glaxo, o Coca-Cola (20%).

En general, la filosofía y su estrategia inversora de Warren Buffett consiste en comprar negocios que no estén de moda. Con una base racional (negocios que comprende) y cuya situación económica subyacente conozca lo suficientemente bien como para determinar qué perspectivas de futuro le aguardan. Y que estén dirigidas por personas honradas y capaces.

Y eso no lo puede hacer con un negocio que no conoce. Si no puede encontrar un negocio que conozca y que se venda a un precio atractivo, esperará, esperará y esperará hasta que aparezca uno. Warren siempre compra con el planteamiento de adquirir parte de un negocio, y no de especular en Bolsa. El papel de los accionistas no debe limitarse a aportar el capital sino a entender el negocio y actuar como un propietario.

Estos son algunos de los consejos y recomendaciones de este sabio de los negocios e inversionista, a través de sus citas y frases,  a la hora de seleccionar sus proyectos empresariales y de sus estrategias como inversor:

  • Consejos y recomendaciones para inversores de Warren Buffett

1- “Debería invertir en un negocio que hasta un tonto pueda dirigir, porque algún día lo hará”.

2-“Soy mejor inversor porque soy hombre de negocios, y soy mejor hombre de negocios porque soy inversor”.

Un hombre de negocios despierto sabe distinguir un buen negocio de uno malo y un inversor despierto cuándo es barato o se ha abultado el precio. Así que para llegar alto en el mundo de la inversión hay que ser como el profesional de los negocios y distinguir una buena oportunidad de una mala. Y cuando se va a comprar una empresa, hay que ser como un inversor despierto y conocer si el precio es barato o está hinchado. Combinando ambas estrategias se pueden ganar miles de millones.  Es así de fácil, pero tan difícil.

En sus comienzos, Warren Buffett sólo se preocupaba de los datos financieros históricos de una empresa, sin que le importase en realidad qué produciría.

Su mentor Graham estaba convencido de que los números sacan a relucir todo lo que hay que saber. No hacía separación entre los negocios que fabricaban mercancías, por ejemplo los textiles, con unas finanzas a largo plazo dudosas, de los negocios monopolio del tipo Coca cola, con una excelente situación económica a largo plazo.

Pero a medida que Warren se enfrascaba en sacar adelante con esfuerzo un negocio del tipo “mercancías”, pronto llegó a la conclusión de que las empresas que ostentan el monopolio de los consumidores son las que disponen de ventaja competitiva y producen los mejores resultados. Graham lo hubiera comprado todo, siempre que fuera barato. Warren sólo compraría una de estas empresas monopolio con ventaja competitiva, y sin esperar a que se vendan baratas. Todo lo que necesita es un precio justo y conservar los títulos durante el tiempo suficiente para seguir sumando millones.

3- “Busco negocios cuya trayectoria al cabo de 10 o 15 años creo que soy capaz de predecir. Pensamos en una marca de chicles como Wrigley. No creo que Internet vaya a cambiar el modo en que la gente masca chicles”.

Los productos que permanecen se traducen en ingresos permanentes. Si el producto no necesita cambiar podrá cosechar todos los beneficios de no tener que invertir dinero en investigación y desarrollo ni caer víctima de los vaivenes de la moda.

Coca cola sigue vendiendo el mismo agua milagrosa azucarada y aromatizada desde hace más de un siglo y Wrigley lleva elaborando los mismos chicles desde hace más de cien años.

4- “Las escuelas de negocios premian los comportamientos complejos más que los simples, pero la simpleza es más efectiva”.

El filósofo medieval y monje franciscano inglés Guillermo de Ockhan (c. 1285- 1349) planteó la idea de que normalmente la explicación más simple es la mejor.

El problema de esta afirmación es que los sacerdotes de cualquier profesión se valen de la complejidad para impedir que los profanos realicen su magia sacerdotal. Cuando se entiende el arte de la inversión no se necesitan analistas ni asesores, tampoco fondos de inversiones ni ningún otro sacerdocio del gremio.

Encontrar un gran negocio, comprarlo a un magnífico precio y mantenerlo durante 20 años no es tan difícil de aprender ni de aprovechar cuando todos los profetas de Wall Street predican estrategias inversoras a corto plazo que, en realidad, están pensadas para enriquecer al asesor, no al asesorado.

5- “Si comprende una idea, exprésela para que los demás te entiendan”.

Éste es el método de Warren Buffett para comprobar si realmente entiendes un negocio antes de invertir en él. Si no es capaz de explicarlo a otra persona es porque realmente no le comprende. Nunca invertiría en una empresa que no acaba de entender, y tampoco debería hacerlo el lector. Par poder expresar una idea con facilidad se requiere cierto grado de comprensión, un aspecto muy positivo cuando de lo que se trata es de invertir, porque obliga a investigar antes de comprar. La regla de Warren es sencilla: si no eres capaz de explicarlo, no inviertas.

6- “Al buscar empresas que adquirir adoptamos la misma actitud que muchos considerarían adecuada al buscar pareja: conviene que sea activa, interesante y abierta de miras, pero que no tenga prisas”.

Una cosa es buscar algo que nunca encontrarás y otra distinta buscar aquello que, por experiencia, sabes que se presenta ocasionalmente. Ése es precisamente el método de Warren Buffett: buscar determinadas circunstancias propicias a la inversión que se dan ocasionalmente. ¿Qué circunstancias? Una bajada generalizada del mercado, una recesión en el sector, una situación irrepetible que no afecta a la fortaleza subyacente de un gran negocio, un momento de pánico vendedor … todas estas circunstancias crean situaciones en las que las acciones de algunas excelentes empresas se venden a precios desacostumbradamente bajos.

Lo único que tiene que hacer es esperar pacientemente a que se produzcan tales acontecimientos, que suceden, aunque no cada día, ni cada mes, ni siquiera a veces cada año, pero sí con la suficiente periodicidad como para haber convertido a Warren en el segundo hombre más rico del mundo.

7- “Compro acciones cuando los lemmings van en dirección contraria”.

Warren Buffett sabe que el momento de comprar un negocio es cuando todos los demás lo están vendiendo, y no cuando todos los demás compran. Todas las grandes adquisiciones de Buffett se han producido en épocas difíciles (le gusta comprar entre sombríos presagios). Tras haber estudiado el mundo de los negocios conoce cuáles de ellos sobrevivirán a las adversidades que los han llevado al borde del abismo y cuáles seguirán precipitándose hasta hundirse en el olvido empresarial.

Sus mejores trofeos proceden de la crisis de 1966, cuando adquirió títulos de Disney, de 1973, cuando compró acciones de The Washington Post Company, de 1981, cuando entró en General Foods, de 1987, cuando invirtió en Coca cola, y en 1990, cuando lo hizo en Wells Fargo.

8- “Existe una enorme diferencia entre los negocios que crecen y necesitan grandes cantidades de capital para hacerlo y los negocios que crecen sin necesitar más capital”.

Un negocio que necesita un flujo de capital constante para crecer nunca le hará rico, mientras que uno que no necesite tanto capital para crecer, nunca dejará que sea pobre.

9- “Hay que leer a Ben Graham y a Phil Fisher, además de informes anuales, pero sin llegar las ecuaciones con letras griegas”

Ben Graham aconsejaba comprar títulos únicamente cuando se venden a un precio bajo en comparación con su valor a largo plazo. Ese precio bajo representa un margen de seguridad en caso de que la operación sea un desastre.

Phil Fisher decía que hay que comprar empresas de la máxima calidad, conservarlas durante mucho, mucho tiempo y dejar que los ingresos acumulados vayan incrementando el valor.

Warren adoptó la filosofía de Ben de “comprar a precios bajos para tener un margen de seguridad” y la de Phil de “comprar las empresas de la máxima calidad y conservarlas eternamente” y las fundió en “comprar las empresas de mayor calidad a precios bajos, respecto de su valor, y conservarlas durante mucho, mucho tiempo”. Ésta es una de esas ecuaciones en que la suma de las variables es superior a las partes que la integran.

Warren Buffett acabó amasando mucho más dinero, de lejos, que Ben o Phil, que fueron los maestros de la inversión de su día.

En cuanto a las ecuaciones con letras griegas, son cosa de las gentes de Wall Street que no se tomaron la molestia de leer a Ben y a Phil.

10- “Cuando en el mercado de valores todos están felizmente de acuerdo, el precio se dispara”.

Si todo el mundo está de acuerdo en que una empresa concreta y sus acciones son el próximo Microsoft, va a tener que pagar un precio muy alto por ellas, lo que deja muy poco espacio libre para las subidas y mucho para las bajadas.

Lo que interesa es encontrar acciones que nadie busque o que no gocen de favor de los grandes fondos de inversión. Y que se vendan a precios bajos en relación al valor económico a largo plazo. Muchos de los que se han alzado caerán, y muchos caídos se alzarán. Ése era el grito de guerra del mentor de Warren, Benjamín Graham. Nos interesa la segunda parte de la proclama: no sería muy buena idea pagar precios desorbitados por algo que está a punto de caer, es mejor pagar precios de ganga por títulos que están a punto de levantar.

11- “Recomendar mantener una inversión durante 30 años supone un nivel de sacrificio difícil de observar en un monasterio, no digamos ya en una agencia de corredores de bolsa”.

Su agente de bolsa preferiría hacer huelga de hambre antes de adoptar la estrategia de Warren de comprar y conservar. No es que los agentes no crean que el valor vaya a aumentar, se trata de que no vayan a aumentar ellos sus ingresos.

Obtienen todo su dinero de las comisiones que reciben cuando un inversor compra y vende títulos. Cuando más entre y salga, más dinero ganará, y siempre parecen tener un buen motivo para que saque el dinero de un sitio y lo traspase a otro. Si un agente tiene más de una buena idea al año, lo más probable es que sean artimañas. Si su agente quiere que venda las acciones que le recomendó adquirir hace un mes porque las condiciones del mercado han variado, quizá sean algo más que artimañas, a lo mejor no es más que un embaucador.

12- “No puedo participar en 50 cosas a la vez con ese método de inversiones tipo, arca de Noé, acabas teniendo un verdadero Zoológico. Prefiero invertir cantidades significativas en unos pocos frentes”.

Nos explica el porqué no diversificar: Si se invierte en 50 títulos distintos, la capacidad de mantenerse al día sobre ellos y de realizar un seguimiento de la situación económica de cada una de las empresas se vería seriamente mermada. Se acabaría cuidando de un zoológico en el que ninguno de los animales recibe la atención debida. Sería como ser un malabarista con demasiadas bolas en el aire. Al final no sólo se cae una: acaban cayendo todas.

Warren destina cantidades significativas de dinero a sus inversiones porque las grandes oportunidades son escasas y poco habituales. Asegura que así sólo es necesario acertar unas cuantas veces para acabar haciéndote rico, y que si te dejas llevar a más de un negocio “redondo” al año probablemente te estés engañando.

13- “Wall Street obtiene sus beneficios del movimiento, pero el inversor los obtiene de la quietud”.

El juego de Wall Street consiste en conseguir el control de sus acciones y después exprimirle al máximo por medio de las comisiones.

Para poder ganar dinero en el mercado de valores tiene que comprar una gran empresa a un precio justo, o módico, y conservarla durante mucho tiempo para que los ingresos retenidos se cumulen y aumenten el valor subyacente de dicha empresa.

Sólo hay que mirar el ranking para saber quiénes son los dos hombres más ricos del mundo. Si el lector todavía no lo cree, le aconsejo que vaya a Omaha, Nebraska, a preguntar al centenar de inversores que hace 30 años pusieron todos los ahorros en una sola empresa Berkshire Hathaway. Un negocio que ahora mismo les supone unos 50 millones de dólares per cápita.

14- ¿Por qué no invertir en las empresas que realmente nos gustan? Como dijo Mae West, lo bueno, en demasía, puede ser maravilloso”.

Warren es famoso por concentrar mucho sus inversiones, y sigue invirtiendo en las mismas empresas siempre que su situación económica sea buena y el precio adecuado. A veces, con los años, llega a ocupar una posición preeminente entre los accionistas, como le sucedió con Coca cola. Su estrategia se contrapone a la diversificación del riesgo, también conocida como no poner todos los huevos en una misma cesta.

Warren siempre ha creído que cuando se diversifica por el mero hecho de hacerlo se acaba teniendo un muestrario más que una cartera de inversiones, sin llegar a entender nunca del todo los negocios en los que has invertido. Él prefiere meditar largamente y con mucho calma en qué cesta va a poner su dinero y, en caso de hacerlo, vigila las cestas de huevos como un halcón.

15- “La combinación de ignorancia y dinero prestado puede tener consecuencias interesantes”.

La ignorancia no deja ver la locura, y el dinero prestado permite seguir ciegamente a la ignorancia hasta llegar al punto de la locura. La locura es perder el dinero que se debe al banco. Y los bancos, como los elefantes, nunca olvidan.

En nuestros días, la manifestación más evidente de la locura del dinero prestado fue la de un grupo inversor del que nadie había oído hablar llamado long-Term capital. Que consiguió un préstamo por valor de 100.000 millones de dólares para invertir en instrumentos derivados. Y que, en un acto de locura suprema sobrevenida, no sólo borró del mapa el capital de sus inversiones, sino que estuvo a punto de echar abajo todo el sistema financiero del país.

Cuando se trabaja con capital prestado, lo que puede ir mal a menudo va mal. Y cuando las cosas van mal nunca son agradables.

16- “Cuando te encuentras en un hoyo, lo más importante es no seguir cavando”.

Si estamos en una mala inversión, lo peor que podemos hacer es seguir metiendo dinero. Aunque retirarse sea doloroso, a la larga es mucho más rentable dejarlo y reducir las pérdidas antes de que las cosas lleguen a cero. A principios de los ochenta Warren invirtió fuertemente en la industria del aluminio. Fue un error y, cuando se dio cuenta, dejó de cavar y salió.

Hay que tener el valor de admitir que nos hemos equivocado y hacerlo antes de que la Fortuna nos susurre al oído que estamos arruinados.

17- “Si no se cometen fallos no se pueden tomar decisiones”.

Cuando a Seymour Cray, el brillante creador del superodenador Cray, le preguntaron qué le distinguía de los otros ingenieros respondió que era su predisposición a aceptar los errores como parte del proceso experimental.

Cray comentó que los otros expertos lo hubieran dejado tras el tercer intento, pero que él sigue y sigue intentándolo hasta conseguirlo, aunque le cueste 100 errores.

El camino que lleva el éxito normalmente está asfaltado de un sinfín de errores, así que es mejor aprender a convivir con ellos. Y si no le gusta hacer de guía, siempre puede seguir a alguien.

18- “La historia nos enseña que no aprendemos de la historia.”

Las personas continúan cometiendo los mismos errores en el mercado de valores una vez tras otra: pagan demasiado por un negocio con la esperanza de ganar dinero con las fluctuaciones del precio a corto plazo de las acciones.

La lección que enseña la historia y que nadie parece dispuesto a aprender es que cuando el precio de las empresas se dispara más allá de su valor económico a largo plazo, como ocurre con frecuencia en un mercado alcista, cualquier cambio de dirección imprevisto del viento de las expectativas puede provocar una caída repentina y violenta que borra del mapa a los inversores que pagaron los precios más altos en la puja.

Cuando los precios se elevan tanto, Warren prefiere alejarse del mercado, cuando caen, Warren vuelve a interesarse por comprar, y si la caída es importante y la empresa adecuada, se decide a comprar.

Saber más: recurso complementario

Si te has quedado con ganas de seguir aprendiendo del pensamiento de este inversionista Warren Buffet , te aconsejamos que leas alguno de estos libros:

El tao de Warren Buffett: la sabiduría de un genio – Mary Buffett y David Clark (2007

Análisis de su pensamiento a través de sus citas

Los ensayos de Warren Buffett: Lecciones para el mundo empresarial – Lawrence A. Cunningham (1997)

Es una recopilación de las cartas de Warren Buffett a los accionistas de Berkshire Hathaway

Buffettología: las técnicas jamás contadas que han hecho de Warren Buffett el inversor más famoso del mundo – Mary Buffett y David Clark (1997)

Análisis de la metodología de Buffett a partir de la aplicación de sus técnicas en ejemplos reales.

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